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La sinestesia es una enfermedad neurológica rara que consiste en la mezcla de estímulos asociados a sentidos diferentes. Así, una persona sinestésica puede, por ejemplo, saborear palabras, oír colores o atribuir una personalidad compleja a un día de la semana.
Según aumenta nuestro grado de conocimiento y vigilancia de la sinestesia con el paso de los decenios, vamos adquiriendo una idea más precisa de la prevalencia de esta enfermedad en la sociedad, presente en al menos el 4,4 % de los adultos.
Los datos sugieren que los pacientes sinestésicos —tanto adultos como infantiles— presentan trastornos de ansiedad severos. Además, la sinestesia se encuentra asociada también al autismo, lo que ofrece una vía potencial para identificar esta afección de forma precoz.
«Hay tasas más altas de autismo en grupos de personas diagnosticadas como sinestésicas, al igual que se registran niveles más altos de sinestesia en los grupos de personas autistas —señala Julia Simner, catedrática de Psicología de la Universidad de Sussex (Reino Unido)—. Autismo no equivale a sinestesia. Y sinestesia no es lo mismo que autismo. Sin embargo, estas tasas tan elevadas indican que la vinculación entre ambos no es fruto del azar».
Encontrar la coherencia a lo largo del tiempo
A pesar de lo anterior, las pruebas para detectar la sinestesia durante la infancia son complicadas. La identificación de un paciente sinestésico se basa en una métrica conocida como «coherencia temporal». Para lograrla, se presenta al paciente un conjunto de estímulos, tales como letras del abecedario, dispuestos de manera aleatoria. A continuación, se pide al participante de la prueba que empareje cada letra con un tono de color. Acto seguido, se le pide que repita la prueba para observar si vuelve a elegir el mismo color.
La coherencia de este tipo de respuesta permite detectar la enfermedad. Como esta consistencia solo es realmente fuerte en los sinestésicos adultos, detectar a los sinestésicos infantiles es más difícil.
El principal objetivo del equipo de SYN-TOOLKIT, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, apunta Simner, «es crear un diagnóstico para una diferencia de neurodesarrollo en los niños que tenga un gran efecto en su escolarización». Para ello, su equipo necesitaba averiguar más sobre las características de los sinestésicos.
El equipo examinó a unos tres mil quinientos niños con dos pruebas de sinestesia: una para la sinestesia grafema-color, en la que letras, palabras o números se asocian con colores; y otra para la sinestesia grafema-personalidad, en la que los números reciben personalidades y géneros complejos.
También realizaron entre veinte y treinta pruebas sobre cognición, habilidades numéricas, rasgos de personalidad y ubicación de los individuos en el espectro de introversión y extroversión.
Las pruebas de sinestesia mostraron cómo la consistencia crecía de media en todos los grupos de edad para todos los niños. Sin embargo, de vez en cuando aparecía un niño increíblemente coherente para su edad, lo que revelaba que se trataba de un sinestésico. Los resultados mostraron una prevalencia de alrededor del 2 % para cada uno de los dos tipos de sinestesia.
«A menudo dicen cosas como: “ahora que me has preguntado mis colores para las letras y los números, ¿no me vas a preguntar mis colores para los días de la semana?”», apunta Simner.
Una vez que el equipo hubo identificado a los sinestésicos, pudo averiguar otras características compartidas entre ellos.
«Hablé de que tenían un bienestar más pobre, y así es, pero también son superestrellas en términos académicos —explica Simner—. Tienen mejor vocabulario: conocen más palabras y utilizan una mayor variedad de vocablos». Los sinestésicos suelen tener una memoria más larga y mejores habilidades espaciales y numéricas.
Desarrollo de una nueva aplicación
En la actualidad, existe una necesidad acuciante de disponer de un kit de pruebas comercializado para la sinestesia infantil. Al identificar cómo se presentan los sinestésicos típicos a cada edad, el equipo pudo crear esta herramienta de diagnóstico, una aplicación para teléfonos inteligentes que puede detectar la sinestesia en la infancia.
La tecnología funciona pidiendo a los niños que emparejen números con una amplia gama de tonos de color, lo que permite comprobar la coherencia de forma más rápida. La aplicación, actualmente en fase de pruebas β, contribuirá a paliar la falta de servicios para niños sinestésicos y aportará beneficios a los sinestésicos, sus familias, los educadores y la práctica clínica.