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Las inscripciones antiguas son pruebas vitales para comprender las civilizaciones pasadas. Desgraciadamente, con demasiada frecuencia, las inscripciones se dañan hasta resultar ilegibles. Para complicarlo aún más, estos textos pueden encontrarse lejos de su ubicación original y su fecha de origen está llena de incertidumbre, por lo que los historiadores deben intentar restaurar el texto desaparecido y establecer la fecha y el lugar de origen de escritura.
Pero ahora los historiadores disponen de una nueva herramienta para estudiar las inscripciones antiguas. «Al igual que los microscopios y telescopios ampliaron el ámbito de la ciencia, la inteligencia artificial (IA) podría ayudar a los historiadores, al facilitar su trabajo y mejorar nuestra comprensión de las antiguas culturas escritas», afirma la historiadora y epigrafista Thea Sommerschield.
Con el apoyo de las Acciones Marie Skłodowska-Curie (MSCA), y en colaboración con Google DeepMind, la Universidad de Oxford y la Universidad AUEB de Grecia, Sommerschield ha desarrollado Ithaca, la primera red neuronal profunda para restaurar, datar y situar inscripciones del mundo griego antiguo.
Una herramienta colaborativa para historiadores
La arquitectura de red neuronal profunda de Ithaca le permite procesar grandes cantidades de datos y extraer patrones textuales. Aprovechando la información mutuamente relevante, aborda las tareas de restauración textual y atribución geográfica y cronológica.
Para maximizar el valor de Ithaca como herramienta de investigación, se diseñó para que sus resultados fueran fáciles de interpretar por los historiadores y, al mismo tiempo, se facilitara la colaboración. «También implementamos herramientas de visualización para ayudar a los investigadores a interpretar mejor los resultados de Ithaca, lo que proporciona una comprensión mejor de la historia antigua y desbloquea el potencial de cooperación entre la IA y los historiadores», añade Sommerschield.
Ese potencial de colaboración puede verse en las cifras. Mientras que Ithaca alcanza por sí sola una precisión del 62 % al restaurar textos dañados, cuando la utilizan los historiadores su precisión aumenta del 25 al 72 %. La herramienta también puede atribuir las inscripciones a su ubicación original con una precisión del 71 %, y datarlas con una precisión de 30 años respecto a los rangos de verdad fundamental.
«Este enfoque colaborativo ya tiene resultados, con la reedición de textos clave de la Atenas clásica, lo que ha alimentado nuevos debates en la historia antigua», señala Sommerschield.
Predecir el pasado con Ithaca
En la revista científica «Nature» se ha publicado un artículo de investigación sobre esta herramienta. Además, gracias a una asociación con Google Cloud, una interfaz en línea gratuita permite a investigadores, educadores, personal de museos y otras personas utilizar Ithaca para sus investigaciones y recibe cientos de consultas semanales.
Ithaca también se ha integrado satisfactoriamente en los planes de estudio de más de ochenta profesores de Europa, que aprovechan las herramientas de IA para acortar la brecha entre la informática y las humanidades.
Pero esto es solo el principio para herramientas como Ithaca y el potencial de colaboración entre la IA y las humanidades. Aunque el papel de la antigua Grecia es fundamental en nuestra comprensión del mundo mediterráneo, sigue siendo solo una parte de un panorama global de civilizaciones.
«Como su estructura la hace aplicable a cualquier lengua antigua, del latín al acadio, y a formatos escritos como papiros y manuscritos, Ithaca no conoce límites geográficos ni históricos», afirma Sommerschield.
Actualmente, el equipo de investigación entrena la herramienta con otras lenguas antiguas, pero los historiadores ya pueden utilizar sus propios conjuntos de datos dentro de la estructura actual para estudiar otros sistemas de escritura antiguos.
Según Sommerschield, la beca de investigación MSCA proporcionada por PythiaPlus fue una experiencia fundamental, que fomentó la colaboración, amplió las redes y allanó el camino para futuros avances. «A medida que profundizamos en el pasado con Ithaca, las posibilidades de la IA en el mundo antiguo son infinitas», concluye.