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Research and Innovation

Creación de una comunidad para la investigación sobre el microbioma

Los microbiomas beneficiarían al sistema alimentario mundial. Para aprovecharlos se necesita una investigación coordinada, hoy inexistente. En MicrobiomeSupport, financiado con fondos europeos, se pretende determinar el estado de la investigación y destacar la necesidad de normalizar los datos. Así se garantizará que la investigación apoye a unos sistemas alimentarios seguros, sanos y sostenibles.

©Anna Schlosser #653156909 source: stock.adobe.com 2023

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Aunque el término microbioma se utiliza más a menudo para referirse a los microorganismos que habitan en nuestra piel o nuestro intestino, los microbiomas también pueden encontrarse en la naturaleza, incluidos los suelos, las plantas y los océanos. Estas comunidades minúsculas tienen un impacto enorme en las personas y el planeta, y podrían desempeñar un papel importante en la consecución de la estrategia europea para crear un sistema alimentario resiliente y preparado para el futuro.

«Los microbiomas son muy importantes y tienen un enorme potencial de innovación que podría beneficiar al sistema alimentario mundial —explica la coordinadora del proyecto MicrobiomeSupport, Angela Sessitsch—. Pero aprovechar este potencial requiere una investigación coordinada, lo que tradicionalmente no ha existido».

Según Sessitsch, aunque la investigación sobre el microbioma es popular y se realiza en todo el mundo, sigue estando muy fragmentada. «La mayor parte de la investigación está muy aislada y existe poca cooperación entre los investigadores —añade la coordinadora—. Como resultado, a menudo los investigadores se encuentran reinventando la rueda, desarrollando sus propias herramientas y métodos que quizá ya existan».

Este enfoque fragmentado y aislado es un obstáculo para la investigación eficaz y pionera, por lo que en la Acción de coordinación y apoyo de MicrobiomeSupport se ha propuesto acabar con estos compartimentos estancos de investigación.

Un mapa hacia la investigación coordinada

El equipo del proyecto, formado por científicos de distintas disciplinas, partes interesadas del sector industrial y responsables políticos, empezó por examinar el panorama existente. «Nuestro objetivo era catalogar todos los programas, las actividades, las instalaciones, los métodos, las herramientas y los trabajos que se estaban llevando a cabo en el campo del microbioma», explica Sessitsch.

Con esta base de datos en la mano, el equipo del proyecto creó un mapa de dónde creían que debería estar la investigación en 2030. Esto permitió que en MicrobiomeSupport se identificaran las brechas y se definieran las agendas estratégicas de investigación e innovación necesarias para acortarlas en beneficio de nuestra salud, el clima, el medio ambiente y las comunidades.

Para lograr una comprensión completa de estos sistemas, es necesario observar al hospedador y a sus microorganismos simbióticos como un todo, algo que se conoce como el holobionte. Sin embargo, el mapeo confirmó que, aunque la investigación del microbioma se está llevando a cabo en muchos ecosistemas, sigue estando fragmentada, con pocas conexiones entre las disciplinas implicadas en ella. El trabajo puso de relieve cómo este panorama está evolucionando, aunque lentamente, a medida que cada vez más estrategias de investigación e innovación centran su atención en los microbiomas.

«Esta evolución debe traducirse rápidamente en actividades de investigación multidisciplinar en sistemas alimentarios, que conecten diferentes áreas de investigación del microbioma con otras disciplinas —afirma Sessitsch—. Este tipo de investigación es especialmente urgente para garantizar sistemas alimentarios sostenibles».

Convertir los datos en resultados

En el proyecto también se apoyó al aspecto técnico de la investigación coordinada, con especial atención a los datos.

«Con la creciente atención prestada a la investigación del microbioma en el último decenio, notamos una explosión en la disponibilidad de datos sobre el microbioma, con miles de conjuntos de datos relevantes almacenados en repositorios públicos y privados», señala Sessitsch.

Sin embargo, esta enorme biblioteca de conocimientos microbianos ha generado pocos beneficios. La razón: un registro incoherente que dificulta el uso de los datos en todos los proyectos de investigación. «Los científicos no hablan el mismo idioma, lo que complica la colaboración entre los equipos de investigación y las disciplinas», añade Sessitsch.

Para superar este obstáculo, el equipo del proyecto MicrobiomeSupport redactó un documento en el que se enfatiza la acuciante necesidad de armonizar las normas sobre los metadatos. Basándose en conversaciones entre más de setenta investigadores y socios del sector industrial, en el documento se recomienda un sistema fácil de usar, bien estructurado, flexible y compatible que normalizaría la forma de almacenar los datos y acceder a ellos, lo que mejoraría enormemente la capacidad de recuperarlos y reutilizarlos para avanzar en el análisis del microbioma.

Del suelo al intestino

Según Sessitsch, los alimentos seguros, sanos y sostenibles empiezan en el suelo o el agua y terminan en el intestino humano, todo ello con la participación de los microbiomas. «Los microbiomas de los sistemas alimentarios están muy conectados en diferentes entornos y son actores clave para la salud planetaria y humana», afirma Sessitsch.

El trabajo del proyecto para racionalizar la investigación y los datos sobre el microbioma contribuirá a facilitar su análisis, lo cual es necesario para hacer más sostenibles los sistemas alimentarios, ofrecer alimentos seguros y sanos y, en última instancia, mejorar la salud intestinal.

«Al concienciar sobre el papel que desempeñan los microbiomas del sistema alimentario, subrayar la necesidad de una investigación coordinada y destacar la importancia de una educación y formación adecuadas, nuestro trabajo contribuye a lograr un sistema alimentario mundial sostenible y ayuda así a garantizar alimentos sanos y seguros para las generaciones futuras», concluye Sessitsch.

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Datos del proyecto

Acrónimo del proyecto
MicrobiomeSupport
Número del proyecto
818116
Quién coordina el proyecto: Austria
Quién participa en el proyecto:
Argentina
Australia
Austria
Bélgica
Brasil
Canadá
China
Dinamarca
Estonia
Francia
Alemania
Grecia
India
Irlanda
Italia
Países Bajos
New Zealand
Polonia
South Africa
España
Reino Unido
Estados Unidos
Coste total
€ 3 590 466
Contribución de la UE
€ 3 520 466
Duración
-

Véase también

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