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Research and Innovation

¿Cómo se puede lograr un impacto duradero en la revitalización urbana con proyectos vecinales a corto plazo?

El equipo del proyecto T‑Factor, financiado con fondos europeos, estudió cómo la cultura y la creatividad pueden estimular la regeneración urbana mediante intervenciones temporales impulsadas por la comunidad. Al convertir zonas infrautilizadas en centros dinámicos, en T‑Factor se abordaron las necesidades y aspiraciones locales, fomentando la propiedad comunitaria y la participación vecinal, y beneficiando a los habitantes que más utilizan los espacios.

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Los proyectos de regeneración urbana suelen implicar consultas prolongadas que pueden dejar a las comunidades a la espera de avances. El equipo del proyecto T‑Factor pretendía mostrar cómo se puede acelerar un cambio cultural y económico vibrante trabajando en proyectos a corto plazo con los residentes locales.

El proyecto T‑Factor ha evolucionado gracias a la colaboración con profesionales de toda Europa. Se reunió a veintiséis socios de diez Estados miembros de la Unión Europea (UE), China y el Reino Unido, y se formó una coalición dinámica de ciudades, universidades, empresas y grupos comunitarios.

Inspirándose en proyectos como el de Kings Cross en Londres, Friche la Belle de Mai en Marsella y Dortmunder U en Dortmund, donde los usos temporales rejuvenecieron zonas abandonadas, el equipo propuso programas creativos y participativos a los principales agentes urbanos.

Con el apoyo de las autoridades públicas y la Comisión Europea, en T‑Factor se pretendía activar espacios durante la reurbanización, abordando retos sociales, culturales y medioambientales al tiempo que se promovía la renovación urbana.

Compromiso de impacto

«Usos temporales» se refiere a soluciones provisionales para espacios en transición, según lo explica Laura Martelloni, diseñadora de innovación estratégica y coordinadora del proyecto T‑Factor. «Se trata de utilizar espacios vacíos o infrautilizados durante un periodo provisional para probar algo que probablemente no será el estado final, pero que puede informar sobre el futuro».

Por ejemplo, en las primeras fases de la remodelación de Kings Cross, se introdujeron usos provisionales como mercados improvisados y eventos culturales para dar vida a la zona e interesar a los residentes locales. En T‑Factor se aplicaron métodos similares en sus seis ciudades piloto: Londres, Bilbao, Milán, Ámsterdam, Lisboa y Kaunas. Las iniciativas abarcaron desde huertos comunitarios hasta actos culturales e instalaciones artísticas, lo que sirvió de campo de pruebas para funciones urbanas innovadoras e implicó activamente a las comunidades locales.

En consecuencia, la participación de la comunidad era fundamental para T‑Factor. El equipo pasó más de un año escuchando a los residentes y las partes interesadas, cartografiando sus percepciones y abordando los conflictos.

«Intentamos implicar a las distintas comunidades y partes interesadas, identificando los distintos sentimientos y percepciones de las personas respecto a la regeneración», prosigue Martelloni. «Y esta fase de cartografía fue probablemente el aspecto más crítico del proyecto».

En Bilbao, por ejemplo, unas organizaciones de base que hasta entonces habían trabajado de forma aislada se unieron para crear una propuesta colectiva de usos temporales. En T‑Factor se ayudó a reforzar los lazos comunitarios y se garantizó que los espacios urbanos reflejaran los deseos de quienes se beneficiarían de ellos.

El intercambio de conocimientos fue otro componente clave del éxito de T‑Factor. En el proyecto se crearon laboratorios de transformación (T‑Labs) en los que se reunió a expertos internacionales en ámbitos como la economía circular, la innovación social, el diseño urbano y la digitalización para apoyar proyectos piloto locales y compartir lo aprendido.

Vencer la resistencia

La integración de los usos temporales en la reurbanización a gran escala no estuvo exenta de obstáculos. Convencer a los promotores privados para que invirtieran fue difícil, ya que a menudo priorizaban los beneficios futuros sobre los intereses de la comunidad.

«Encontramos mucha resistencia por parte de los promotores», añade Martelloni. «Incluso cuando las iniciativas tenían éxito, el objetivo principal de los promotores seguía siendo mantener la plena propiedad y el control de los espacios, lo que a menudo chocaba con los intereses de la comunidad».

Para contrarrestarlo, el equipo del proyecto hizo hincapié en la documentación, la narración de historias y los consejos consultivos compartidos para alinear los experimentos a pequeña escala con los objetivos a gran escala. El apoyo normativo de las instituciones públicas también contribuyó a alentar a los promotores a dar prioridad a las iniciativas centradas en la comunidad.

Entre los proyectos más destacados está el Herbula Garden (Jardín de Herbula) de Milán, que transformó un futuro solar en un espacio público vibrante con talleres de biodiversidad y actividades de jardinería. En Bilbao (España), una iniciativa para crear refugios para gatos callejeros reunió a la comunidad local en torno al bienestar animal, lo que demostró cómo los pequeños proyectos pueden inspirar una compasión y un compromiso más amplios.

Resultados duraderos

T‑Factor tuvo cobertura en más de ciento setenta medios de comunicación, se relacionó con dos mil ochocientas personas y colaboró con más de doscientos cincuenta responsables políticos.

Entre sus resultados también figura «From Within» (Desde adentro), un libro exhaustivo sobre proyectos de uso temporal, y una caja de herramientas digital para reproducir proyectos urbanos transformadores. Además, el equipo de T‑Factor coorganizó el festival «Many Possible Cities» (Muchas ciudades posibles) en Florencia y llevó sus conclusiones a diez eventos mundiales, compartiendo ideas con responsables políticos, instituciones y partes interesadas.

A medida que las ciudades evolucionan, en T‑Factor se presenta un método cooperativo de la regeneración urbana, lo que fomenta la creatividad, la inclusión y la experimentación dirigidas por la comunidad, que demuestra que incluso las iniciativas a corto plazo pueden tener un impacto duradero.

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Datos del proyecto

Acrónimo del proyecto
T‑FACTOR
Número del proyecto
868887
Quién coordina el proyecto: Italia
Quién participa en el proyecto:
Bélgica
China
Dinamarca
Francia
Alemania
Italia
Lituania
Países Bajos
Polonia
Portugal
España
Reino Unido
Coste total
€ 8 718 876
Contribución de la UE
€ 7 998 425
Duración
-

Véase también

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