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Acortar la distancia de la granja a la mesa

A los proyectos que conectan a los productores de alimentos con los consumidores cercanos les cuesta lograr visibilidad. En el proyecto SKIN, financiado con fondos europeos, socios de toda Europa intercambiaron conocimientos. Reconectar los extremos de la cadena de suministro de alimentos beneficia a agricultores y ciudadanos, al mejorar el acceso a los recursos locales y proteger la ecología.

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Existe una demanda creciente para acercar a los consumidores y a los agricultores entre sí, como demuestra el aumento constante de iniciativas como los mercados de productores y las cestas de alimentos ecológicos que se recogen en centros locales. Según una encuesta de la Unión Europea, casi uno de cada dos europeos cree que comer alimentos de temporada y locales forma parte de una dieta sana y sostenible.

Crear cadenas alimentarias más cortas para reducir el kilometraje de los alimentos y reforzar los sistemas alimentarios locales es también uno de los objetivos de la estrategia «De la Granja a la Mesa» de la Comisión Europea y contribuye a la consecución del Pacto Verde Europeo.

Para respaldar estos objetivos, el proyecto SKIN, financiado con fondos europeos, creó una amplia red europea de intercambio de conocimientos.

Compartir buenas prácticas

Las cadenas cortas de suministro de alimentos se definen como aquellas que tienen como máximo un intermediario entre el consumidor y el productor, lo cual mejora el acceso a productos más frescos y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, así como los costes de distribución, a la vez que promueve precios más justos para los agricultores. Para conseguirlo, a menudo hay que replantearse cómo se venden y entregan los alimentos a los consumidores.

«Nuestro objetivo era reconectar los extremos de la cadena de suministro de alimentos, acercar a los productores y consumidores entre sí e inspirar confianza mutua basada en valores compartidos sobre los alimentos, sus orígenes y sus métodos de producción», explica Fedele Colantuono, director del proyecto, de la Universidad de Foggia.

El conocimiento acerca de las cadenas cortas de suministro de alimentos suele ser fragmentado y compartirse solo en comunidades pequeñas a nivel regional o local, afirma Colantuono. «Por eso decidimos establecer una base de conocimientos paneuropea y crear una comunidad de prácticas sobre este tema».

El proyecto reunió a 22 socios de 15 países europeos y desarrolló una red en la que participaron 3 200 expertos.

Juntos, lograron recopilar más de 160 estudios de casos de buenas prácticas centrados en las cadenas de suministro cortas que detallaban ejemplos concretos de innovación en este campo y compartían consejos para reproducirlos.

Los ejemplos abarcan una amplia gama de sectores, escenarios y objetivos. Como un motor de búsqueda de comida italiana de temporada, un servicio de reparto de comida local en Irlanda y una máquina expendedora de productos locales en la estación de tren de Stuttgart.

Todos los estudios de casos están disponibles en el Repositorio de Buenas Prácticas del sitio web del proyecto SKIN.

Una mejor reglamentación en torno a los alimentos

El equipo del proyecto también trabajó para identificar los obstáculos que impiden el desarrollo de cadenas de suministro cortas en toda Europa, y estableció estrategias para superarlos.

Uno de los objetivos de esta mejora es el desarrollo de marcos reglamentarios de ámbito regional o más amplio. En la región italiana de Apulia, por ejemplo, el equipo de SKIN colaboró con los responsables políticos para elaborar y aplicar una nueva legislación a fin de mejorar la promoción de los productos locales.

«El proyecto SKIN pone de relieve el papel de las universidades más allá de la investigación», señala Francesco Contò, coordinador científico de SKIN. «Gracias al contacto directo con los agentes de la cadena de suministro, hemos podido comprender mejor sus necesidades y la realidad sobre el terreno, así como desarrollar medios concretos para ayudar a difundir los conocimientos que ya existían, pero que no estaban a disposición de quienes los necesitaban».

La ingente información recopilada por el proyecto seguirá compartiéndose y actualizándose a través de su sitio web y de la plataforma en línea de la Asociación Europea para la Innovación Agrícola (EIP-AGRI).

Además, el Departamento de Economía de la Universidad de Foggia sigue invirtiendo en actividades de difusión, como el desarrollo de la comunidad de prácticas, la creación de una plataforma específica y el lanzamiento de nuevos proyectos sobre cadenas cortas de suministro de alimentos.

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Datos del proyecto

Acrónimo del proyecto
Skin
Número del proyecto
728055
Quién coordina el proyecto: Italia
Quién participa en el proyecto:
Austria
Bélgica
Chequia
Dinamarca
Francia
Hungría
Irlanda
Italia
Países Bajos
Polonia
Serbia
Eslovaquia
España
Ucrania
Reino Unido
Coste total
€ 2 191 975
Contribución de la UE
€ 1 999 718
Duración
-

Véase también

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