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Las mujeres han contribuido durante mucho tiempo a la investigación y los avances científicos. Ada Lovelace desarrolló el primer algoritmo informático a mediados del siglo XIX, y cualquiera al que le hayan hecho una radiografía tiene que agradecérselo a Marie Curie. También merece mención la matemática Katherine Johnson, cuyo trabajo sobre mecánica orbital para el programa Apolo de la NASA fue relatado en película «Figuras ocultas». Y muchas vacunas contra la COVID-19 deben su existencia a la bioquímica Katalin Karikó.
Sin embargo, a pesar de esta miríada de logros, la ciencia sigue sufriendo desigualdades, estereotipos y discriminación de género muy arraigados. Según el reciente informe «She Figures», encargado por la Comisión Europea, las mujeres superan a los hombres en número de estudiantes y tituladas, pero representan solo un tercio del personal investigador y ocupan solo una cuarta parte de las cátedras.
Esta discriminación afecta a todo el mundo. «Solo cuando las universidades y los centros de investigación incluyan científicos con diferente experiencia e identidad, podremos lograr resultados positivos para todo el mundo», comenta María Bustelo, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid.
Bustelo, que cuenta con el respaldo del proyecto financiado con fondos europeos SUPERA, lidera una iniciativa para mejorar la forma en que se realiza la investigación científica en cuatro universidades y dos entidades de financiación de investigación. «Al aumentar la igualdad, la diversidad y la inclusión, podemos crear mejores lugares de trabajo y estudio y una mayor capacidad para retener el talento, así como ofrecer oportunidades a todos los miembros de la comunidad, independientemente de su género, y mejorar el potencial de una institución para la investigación innovadora», agrega Bustelo.
La importancia de los planes de igualdad de género
Para el proyecto SUPERA, la clave del cambio institucional a largo plazo es el uso de planes de igualdad de género (PIG) que establecen, por ejemplo, cómo realizar auditorías de procedimientos y prácticas para identificar sesgos de género, cómo detectar e poner en práctica estrategias para corregir cualquier sesgo y cómo establecer objetivos y supervisar el progreso.
Todo esto ayuda a las instituciones a obtener mejores resultados. Las prácticas discriminatorias de contratación y promoción conllevan que las universidades y los centros de investigación pierdan más de la mitad de su talento potencial, y la investigación sin perspectiva de género empobrece la producción científica y obstaculiza la excelencia científica. «Los PIG representan una herramienta valiosa para poner en práctica el cambio estructural necesario para lograr la igualdad de género en la contratación, la selección, el desarrollo profesional y la toma de decisiones, así como para producir una ciencia e investigación más inclusivas y menos androcéntricas», explica Bustelo.
El equipo del proyecto empleó PIG para integrar el género en la investigación y el contenido educativo. También fueron una herramienta importante para combatir los sesgos y estereotipos de género en toda la cadena de valor de la investigación y la innovación, incluida la creación de organizaciones de investigación seguras y libres de violencia de género, acoso sexual y comportamientos sexistas. Los PIG constituyen ya un requisito para la financiación europea.
«Nuestro enfoque hace hincapié en la importancia de utilizar técnicas participativas y la participación activa de las partes interesadas en el proceso —señala Bustelo—. Esto aumenta el apoyo de todos al proyecto y al proceso de puesta en práctica, y ayuda a reducir la resistencia al cambio».
Impulsar el cambio
Los PIG de SUPERA ya han tenido una gran repercusión en varias universidades y centros de investigación. Por ejemplo, las directrices del proyecto para la comunicación sensible al género han sido adoptadas como buenas prácticas por el Instituto Europeo de la Igualdad de Género e incluidas en su herramienta de igualdad de género en la universidad y la investigación, que se suele citar como fuente de orientación con buenas prácticas para elaboración y aplicación de PIG.
El trabajo del proyecto también está teniendo efectos a nivel nacional. Por ejemplo, en Cerdeña, un organismo regional de financiación de la investigación adoptó los PIG de SUPERA para garantizar la igualdad de género, tanto en sus convocatorias de financiación de la investigación como en sus fondos estructurales. En Portugal, SUPERA ha constituido una fuerza impulsora para que la Universidad de Coímbra se convierta en una entidad pionera en el intercambio de buenas prácticas y conocimientos sobre la aplicación de leyes de paridad con las partes interesadas de la política nacional de igualdad de género.
«Nuestros PIG ayudan a articular una mejor comprensión de las desigualdades, los estereotipos y los sesgos de género en la investigación —concluye Bustelo—. Al replantear la excelencia en la investigación desde una perspectiva de género y desafiar las brechas de género y los desequilibrios de poder, el proyecto SUPERA ha demostrado ser un importante impulsor del cambio».