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Una nueva técnica para sondear la flexibilidad de los tejidos mejora el diagnóstico y el tratamiento

Las enfermedades hepáticas, agravadas por la obesidad, la hepatitis y el alcohol, matan a unas 130 000 personas por año en Europa. En FORCE, financiado con fondos europeos, se desarrolló una herramienta punta para su detección precoz. Cuantifica la elasticidad de los tejidos blandos y puede utilizarse para controlar tumores, lo que mejoraría la evolución de quienes realizan tratamientos oncológicos.

©scio21 | source: AdobeStock #389912886

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La enfermedad y la inflamación crónica del hígado pueden conducir al desarrollo de tejido cicatricial, conocido como fibrosis, que lleva a la cirrosis, la pérdida de la función hepática.

Por lo tanto, la rigidez del órgano ofrece pistas importantes sobre la presencia y la gravedad de la enfermedad hepática. Para medirla, un equipo de investigadores dirigido por Ralph Sinkus, del King's College de Londres (Reino Unido), ha desarrollado una técnica llamada elastografía por resonancia magnética (ERM), que genera mapas detallados de la biomecánica de los tejidos.

La nueva tecnología ayuda a evaluar el daño hepático de forma no invasiva, lo que allana el camino para un diagnóstico precoz y un tratamiento eficaz. «Los cambios en la biomecánica están intrínsecamente ligados a alteraciones patológicas», explica Sinkus. «Con esta técnica se puede estadificar la fibrosis hepática con gran precisión. Es un avance crucial teniendo en cuenta la carga mundial de las enfermedades hepáticas».

Los trabajos del proyecto, incluido el desarrollo de «hardware» y «software» novedosos, se llevaron a cabo en colaboración con diecinueve instituciones asociadas de todo el mundo, incluidos laboratorios de Alemania, Australia, Estados Unidos y Francia.

Resultados prometedores en cáncer

Más allá de la fibrosis hepática, el equipo también ha obtenido resultados prometedores en el diagnóstico del cáncer, sobre todo el de mama, y estudios recientes han demostrado que la biomecánica también puede medir el éxito de la quimioterapia.

En pacientes con cáncer de mama, la ERM ayudó a determinar si el cáncer había respondido a la terapia observando los cambios en la mecánica de los tejidos antes y entre cada ciclo de quimioterapia.

«Con más ensayos, podríamos ver cómo esta tecnología ahorra ciclos de tratamiento innecesarios y ayuda a decidir la dirección correcta del tratamiento, lo que mejoraría la atención al paciente y los resultados», afirma Sinkus.

Del laboratorio al paciente

El desarrollo y éxito del proyecto FORCE no estuvo exento de dificultades. La creación del sistema ERM requirió una intrincada labor de ingeniería y dos años de prueba y error.

«El reto consistía en generar vibraciones mecánicas fuertes y precisas de forma eficaz y cómoda para el paciente, sin interferir en la resonancia magnética», añade Sinkus. Cumplir la normativa de seguridad de los productos sanitarios fue otro obstáculo, que implicó la puesta en marcha de varios ensayos clínicos durante la pandemia de COVID.

La tecnología innovadora del grupo pronto llamó la atención de Siemens Healthineers, líder mundial en sistemas de resonancia magnética, lo que dio lugar a su traducción en un producto listo para el mercado.

Este logro marcó un hito importante en la reducción de la distancia entre la innovación de laboratorio y las aplicaciones clínicas tangibles. «Hay una gran diferencia entre el funcionamiento de un sistema en nuestro laboratorio y su funcionamiento en la vida real», dice Sinkus.

El sistema ERM es mucho más rentable que las tecnologías comerciales anteriores, lo que contribuirá a garantizar su adopción generalizada por los centros médicos de todo el mundo.

Sinkus atribuye la innovación al programa Horizon. «La financiación de la Comisión Europea para la investigación a largo plazo y de alto riesgo es inestimable y la única manera de avanzar», señala. «Nos permitió colaborar a nivel internacional y validar la eficacia de nuestra tecnología en el mundo real».

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Datos del proyecto

Acrónimo del proyecto
Force
Número del proyecto
668039
Quién coordina el proyecto: Reino Unido
Quién participa en el proyecto:
Australia
Francia
Alemania
Países Bajos
Noruega
Suiza
Reino Unido
Estados Unidos
Coste total
€ 7 418 116
Contribución de la UE
€ 5 812 631
Duración
-

Véase también

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