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Las pruebas revelan que un número importante de niños migrantes y refugiados no tienen cubiertas sus necesidades básicas en materia de educación y bienestar en Europa. El aumento del número de solicitantes de asilo y refugiados en todo el mundo demuestra la necesidad de prácticas educativas y de salud mental más eficaces en las escuelas y centros educativos europeos.
El proyecto REFUGE-ED se puso en marcha para paliar esta carencia. «Queremos promover la integración activa de niños de cohortes migratorias recientes, hijos de refugiados y solicitantes de asilo y menores no acompañados en las escuelas —afirma Teresa Sordé Martí, coordinadora del proyecto en nombre de la Universidad de Barcelona (España)—. «Estamos convencidos de que la educación puede proteger y mejorar la salud mental de los niños refugiados si se aplica de forma adecuada. El acceso a una educación de calidad, el bienestar emocional y el sentido de pertenencia son fundamentales para su integración».
Innovación para la inclusión
Sordé Martí destaca el carácter distintivo del enfoque del proyecto REFUGE-ED. «Nuestro proyecto se basa en investigaciones previas, lo que garantiza que nuestras prácticas ya han demostrado su eficacia para abordar la exclusión. Estas prácticas tienen su origen en medidas educativas satisfactorias y en enfoques de salud mental y apoyo psicosocial», explica Sordé Martí. La repercusión social de estos métodos ya se ha corroborado en más de diez mil centros de todo el mundo.
La innovación de REFUGE-ED no termina ahí. Al integrar la educación y la salud mental —dos ámbitos fundamentales para la inclusión— y promover un proceso activo de integración bidireccional, en el proyecto se abordan tanto las necesidades de los migrantes como el contexto social más amplio al que se incorporan.
Además, la iniciativa REFUGE-ED ha sido pionera en un nuevo método denominado «proceso de creación conjunta dialógica», guiado por siete principios, a saber: el diálogo igualitario, la inteligencia cultural, la transformación de las dificultades en oportunidades, el aspecto esencial de la educación, la creación de sentido, la solidaridad y la igualdad de las diferencias.
A través de este planteamiento colectivo, todas las partes interesadas —niños, familias, profesores y comunidades— tienen voz en el proceso decisorio.
Probar el cambio
Hasta la fecha, las iniciativas piloto de REFUGE-ED se han llevado a cabo en cuarenta y seis centros de seis países: Bulgaria, Dinamarca, España, Grecia, Irlanda, Italia y Suecia. Estos centros de prueba se eligieron de forma estratégica para tener en cuenta los diferentes contextos migratorios de Europa, así como los entornos educativos formales y no formales (es decir, campos de refugiados, centros de acogida, centros comunitarios).
«Las iniciativas piloto del proyecto ponen de relieve su capacidad para combinar las facetas educativa y de salud mental, que son esenciales para el bienestar de los niños migrantes», añade Sordé Martí. Ella es optimista sobre la repercusión social del proyecto, ya que los resultados preliminares muestran una disminución del abandono escolar, un aumento de las aspiraciones futuras de los niños y una mejora de las relaciones comunitarias.
Uno de los grades logros del proyecto es el de una escuela piloto de España, en la que se redujeron los conflictos en más de un 60 % tras aplicar las prácticas de REFUGE-ED. Mientras tanto, en Suecia, reconocer y aprovechar el bagaje cultural de los niños migrantes ha dado lugar a un aumento notable de su autoestima, así como de su participación en actividades de aprendizaje.
«Nuestro objetivo no es solo ayudar a estos niños, sino crear un efecto dominó que repercuta de forma positiva en sus familias, sus educadores y la comunidad en general», señala Sordé Martí.
A fin de garantizar un cambio duradero, el equipo del proyecto está desarrollando la Plataforma de Intercambio de Conocimientos, que funcionará como un nodo central para el intercambio de conocimientos y la aplicación de prácticas eficaces, que podrán implantarse sin necesidad de recursos adicionales.
El camino por recorrer
El equipo del proyecto REFUGE-ED, cuyos planes consisten ahora en buscar financiación adicional y poder llevar sus prácticas eficaces a más regiones, incluidas zonas del norte de Siria, parece dispuesto a dejar una huella indeleble en el panorama de la educación y el bienestar de los niños migrantes.
«Todos los niños, independientemente de su origen, tienen derecho a aprender en un entorno seguro y a desarrollar todo su potencial —afirma Sordé Martí—. A través de REFUGE-ED, nos esforzamos por hacer esto realidad».